Odebrecht: América Latina enfrenta la red más grande de corrupción de su historia

(de Alcides Benavente Ponce, MA)

Todo comienza cuando el juez Sérgio Moro de Curitiba, estado de Paraná en Brasil emprende la investigación conocida como Lava Jato en marzo de 2014. Es la red más compleja de sobornos y corrupción entre políticos y empresarios a cambio de contratos con Petrobras. El esquema tenía como actor principal al holding privado de petróleo y la constructora Braskem-Odebrecht, la empresa constructora más grande de Latinoamérica.

Odebrecht tenía operaciones en todo el continente americano y en África. Sus contratos de obra pública en otros países eran parte central de la política exterior de Brasil. La sospecha de que el Partido de los Trabajadores de Brasil trazó un objetivo político a partir de los excedentes que compartió con las grandes constructoras de su país empieza a tomar cada vez más forma:

La investigación del juez Sérgio Moro documentó 10 mil millones de dólares como valor de regreso al fisco y produjo miles de allanamientos, 120 condenas en primera instancia, cientos de acuerdos de delación premiada a arrepentidos, 1.000 millones de dólares bloqueados por la justicia, el procesamiento y encarcelamiento de funcionarios, políticos y ejecutivos. Las consecuencias políticas más serias se incluyen tres causas contra Lula y su familia, cuya primera sentencia se espera en marzo; el impeachment y destitución de Dilma; y luego la remoción y encarcelamiento de quien presidió aquel proceso en la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha. Hoy, todo ello amenaza la estabilidad del presidente en ejercicio, Michel Temer.

Lo increíble de esta historia de corrupción son las ramificaciones internacionales a más alto nivel y el final es todavía incierto. Odebrecht se declaró culpable y realizó un acuerdo con autoridades judiciales en Estados Unidos y Suiza por 3.500 millones de dólares en multas. Ello por haber sobornado a funcionarios de una docena de gobiernos en África y América Latina por más de 788 millones de dólares. Incluso se hizo mención a la existencia de una oficina  autónoma «Departamento de Coimas» dentro de Braskem-Odebrecht que se encargaba solo de realizar transacciones y pagos de corrupción a nivel internacional y con todas las herramientas del mercado financiero. Odebrecht tenía una estrategia eminentemente política. Conocía qué decisiones se tomaban a qué nivel.

El acuerdo sería el más alto de la historia e incluye a 77 ejecutivos de Odebrecht que se acogieron a cooperar con la justicia. Se especifica que los arrepentidos deben colaborar con el juzgado, la oficina del fiscal y la división de fraude del distrito de Nueva York en todo lo que se les indique, incluyendo divulgar la identidad de los funcionarios sobornados. Los nombres no se han dado a conocer todavía. Lo que sí se ha dado a conocer es la lista de doce países, la operatoria y los montos de las coimas: 35 millones de dólares en Argentina, 29 en Perú, 33.5 en Ecuador y 92 en la República Dominicana, por citar solo cuatro ejemplos de algunos proyectos de infraestructura pero las cifras de corrupción superan mucho más. No solo es la empresa Odebrecht sino también sus consorciadas OAS, Camargo Correa, Queiroz Galvao entre otras y además empresas consorciadas en casa país latinoamericano.

Mientras en Panamá, Colombia, República Dominicana y hasta Ecuador, procuradores y fiscales agilizan trámites, obtienen documentación, toman testimonios y ordenan capturas de políticos y funcionarios involucrados en el escándalo, en países como Perú el Ministerio Público, está a la espera los resultados del trabajo que están realizando las fiscalías de Brasil, Nueva York o Suiza. Hay indicios que esta red de corrupción internacional no solo haya sobornado a gobiernos, funcionarios de alto nivel, empresas consorciadas,  presidentes,  sino también a candidatos presidenciales.

En conclusión, izquierdistas y mercantilistas se consorciaron para gobernar y robar en América Latina y parte del África con el patrocinio del Foro de Sao Paulo. De acuerdo con sus fundadores, el Foro fue constituido para reunir esfuerzos de los partidos y movimientos de izquierda, para debatir sobre el escenario internacional después de la caída del Muro de Berlín y las consecuencias del neoliberalismo en los países de Latinoamérica y el Caribe.

Es así que este año es crucial e importante para Latinoamérica, ya que tiene la oportunidad de poder combatir frontalmente la corrupción a los niveles más altos, se está a la espera del informe de resultados del trabajo que están realizando las fiscalías de Brasil, Nueva York o Suiza, así como los trabajos de las fiscalías que realiza cada país.